martes, 30 de diciembre de 2008

princesa verde/príncipe rana


Para que valga la pena trato miradas de piel de zapatos/ojos piel.

Por trato ojeo tu piel con mi ojo dedo por debajo de las tiras de tus sandalias de luz. Sandalearte, líar con arte los sándalos de tu piel mirada con la nariz, darte la vuelta, páginar sonrisa a página, hojear tu sonrisa poema al leerme/ladeas la cabeza sobre almohada ¡cuadro blanco! Estiras tiras, regulas hebillas, desato/te cosquilleos sobre tobillo en la alcoba blanca, piensas palabras verde luz, princesa metálica.

Por valer la pena. Oler/te menta. Calzarte y descalzarte (mental) taconear/nos... Espaldas, mirada-ojo -piel, caricia, bailarnos sin abrazo ¡ni pisarnos!


Le agradezo la foto a Mar y el diseño a Luz Príncipe

lunes, 22 de diciembre de 2008

¿Un trato?



Aplacar tus ánimos, placa a placa, embaldosar el denuedo. Nudo a nudo, des-anudar los en/redos de redes peces en tus azulejos sesos (en/sortijas ánimo mudo exaltado). De un salto, saltas como quien baila, escalón a escalón hasta mis brazos baldosa recubren tu cuerpo alicatado caricia a dedo, mi mano apresa tu torso, libera tu danza, giro, sueño. Duermes.




domingo, 14 de diciembre de 2008

con/partido (todos los mares/el Mar)


A/Mar

Tu barra espaciadora no espacia ni barre se rompe como norma que se esparce en el espacio barrido, borrado, roto partido, recogido, viajado abismo... Maraña de la dimensión marina de mar/ mares por océano espaciado.

mientras lees Compartido, escucha a Albert Pla que dice" ¿quién te va a pintar, quién te va a dar color? porque estar no estoy..."

lunes, 8 de diciembre de 2008

recuerdo Tiahuanaco



Suena un alfandoque. Subir, detenerse y respirar. Aprovechar el instante para mirar alrededor, enfrentarse a los últimos metros. Y al final cielo, no un trozo de cielo azul intenso: el cielo entero amarillo enmarcado en un recuadro de bordes tostado ( vuela una ventana de yema quemada que acerca la navidad).
Enredo de turrón...

jueves, 11 de septiembre de 2008

enredos anegados



No oigo nada, el autobús debe estar a punto de pasar. Ahí está de nuevo, cada hora, puntual. Llevo veinticuatro autobuses aquí tirado, el silencio y la oscuridad se han apoderado de este rincón del mundo, he perdido toda esperanza de que me encuentren. Estoy empapado en un lodo mezcla de tierra y agua de lluvia, excrementos y orines. Cuando pensaba que nada podía ir peor, comenzó a llover y el agua me arrastró bajo este tubo de hormigón que me oculta casi por completo. Allá arriba, por esa acera, no pasa nadie, ni pasará, he dejado de gritar, de pedir auxilio, me he resignado, no vendrán a rescatarme. No hay señal alguna de que esté aquí. Aparqué mi coche en una zona iluminada y céntrica y vine caminando, no frecuento nunca este barrio, no sé porqué lo hice, no conozco a nadie de la zona, todo son fábricas abandonadas, viejos almacenes. Perdí mi móvil en la caída... Ha sonado varia veces, supongo que Sonia querrá una explicación por faltar a la cita de anoche. No era la primera vez que la dejaba plantada: no indagará demasiado. Ya ha desistido o el móvil se ha quedado sin batería. No sé dónde está. Estoy hecho un asco pero ¿a quién le importa? Me duele todo, debo tener huesos rotos y me he meado encima... Mi boca está seca, agrio sabor a sangre seca de mis labios ensangrentados y secos pegados a los dientes... Si pudiera recordar porqué he venido a parar aquí, porqué me he desviado, porqué no he ido directo al restaurante. Tal vez recordaría que he quedado aquí con alguien que me pidió ayuda, que no lo encontré al llegar, que se ocultó al ver que me acercaba solo y me empujó al vacío tras atizarme un golpe seco en la nuca dejándome atontado por mucho rato... Alguien que andará muy lejos de esta zanja embarrada de esta calle por donde no pasa nadie. Estoy atrapado en este lugar nauseabundo que me impregna, me revuelve y me provoca arcadas.
Estoy condenado a desaparecer sin dejar rastro, devorado por ratas en esta acequia... Algún día alguien preguntará por mi? Puede que me busquen, que me den por desaparecido y seré una foto en un brick de leche, un cartel en la puerta de un bar, un breve espacio en una web.
Tengo mucha sed, calor, mi cabeza se enmaraña, ideas van y vienen, colores me pintan curvas luminosas en la oscuridad. Pierdo la conciencia por momentos, me desvanezco, abandono: quiero dormir y soñar con un pollock que un día colgué en un blog...

viernes, 22 de agosto de 2008

enredos de luz


Al atardecer, mientras riego el jardín, el taconeo por la acera me anuncia su llegada. Asoma la cabeza por encima de la verja.

"Sólo puedo quedarme un momento, voy muy atrasada hoy, todavía me quedan unas cuantas visitas que hacer. Pero tenía muchas ganas de pasar a verte..." desvía la mirada, algo azorada.

Le sonrío y le acaricio el hombro... Le hago prometerme que volverá cuando acabe. A cambio le anuncio que, a su regreso, tendré un regalo para ella. Se le dibuja una sonrisa en su cara, preciosa, y con la punta de sus dedos me deposita un beso en la mejilla.

Antes de que llegue con su entusiasmo habitual, preparo la casa para que todo esté a punto. Suena Compay, elijo unas imágenes que le acariciarán el alma magullada que hoy ha trocado en turbación.

Cocino una cena ligera, elijo un vino blanco del 2004 y enciendo muchas velas. Con una copa me siento en el porche a esperarla. Noa y Serrat comparten voz... Es caprichoso el azar.

El vino está en su punto justo de frescor, la noche también... Y ella se acerca ya por el camino e ilumina la noche.
Para María con un beso



lunes, 18 de agosto de 2008

Acondiconador para cabellos enredados




No nos llegamos a amar, pero sí nos enamoramos locamente. Por suerte, ambos somos tan prácticos como enamoradizos y Cat no tuvo ningún tapujo a la hora de decirme que lo nuestro había terminado antes de empezar. No tardé tampoco en aceptarlo. Bien mirado, la brevedad de esta historia fue lo que me ayudó a ello. Como llegó, se fue.


Peinaba a Soledad cuando, a través del espejo, la ví entrar a mis espaldas: la criatura más ligera que jamás había contemplado. No ligera por falta de carnes o porque no tuviera la fuerza de una levantadora de pesas, no, ligera porque apenas rozaba el suelo al caminar: abrió la puerta de la peluquería como quien aparta la cortina de la ventana para echarle una mirada fugaz a la vecina que sale de su ducha...

Le pregunté a la recién llegada:

- Señorita...
- Me llamo Cat...
- ¿Qué será, Cat?
"Necesito desaparecer", me dijo. "Eso es imposible, ya la he visto". Se acercó y me besó el lóbulo de la oreja y me susurró: olvídame.


Dejé a Soledad en manos de Ara para que le acabara de secar el cabello, tomé de la mano a Cat y la llevé al vestuario para que quitara el vestido y se pusiera una bata violeta, como habitualmente hacía con todas las clientas, como cada día acompañaba a otras mujeres para después peinarlas.

Esta vez no me quedé en el pasillo indicándole la puerta a distancia, le tendí la bata, seguí acompañándola agarrada de la mano mientras deslizaba imperceptibles pasos. Yo hechizado tanto como enamorado, me importaba un bledo el resto, más.



Me introduje en el vestuario con ella y miré como se desnudaba sin pudor. Se quitó más ropa de lo que hacía falta, no me echó. No dijimos ni una palabra, un gesto suyo fue suficiente para que me acercara : la reina vagó por mis ruinas mostrándome que aunque a ella ya le habían perdonado sus derrumbes, en mis rinconces más humildes todavía era capaz de sufrir lo indecible...

Me confesó que le había gustado esconderse en mi establecimiento y en mi cuello.

Salimos, le lavé el cabello hermoso, negro, hundí los dedos enjabonados, acaricié su cuero cabelludo perfumado, electrizándonos de nuevo: el contacto con su piel despertaba en mi mis mil luciérnagas adormecidas... Mecí su cabeza bajo el agua tibia y con los ojos cerrados me dijo bajito: "¿Ya me has olvidado? Bien, ahora, hazme desaparecer..."

Pensé todo lo rápido que pude, ¿cortarle el cabello? ¿teñirla de rubia de pelirroja, raparla al uno? No, no era suficiente y no quería decepcionarla. Tendría que ser algo que, de tan sorprendente, todo el que la mirara por la calle nunca llegara a sospechar que esa mujer era Cat...

Y la teñí de violeta.

Desapareció Cat y pasó a ser Violeta.

(A veces como hoy, en nuestro aniversario, le pido que me cuente al oído cómo fue, hace tiempo que olvidé a Cat...)

viernes, 8 de agosto de 2008

de marquesinas y de lluvia


La primera vez que se vieron, él trataba de llamar por el móvil, ella miraba las gotas de agua resbalar por el cristal. Se encontraron esperando el bus nocturno... Soledad en la lluvia.

Ajenas a sus propietarios, sus miradas se hicieron el amor en cuanto se cruzaron. A sus bocas no les quedó más remedio que seguir a los ojos y se besaron.
No hizo falta que se despegaran los labios para ordenarle a los cuerpos que guardaran compostura. Se separaron unos centímetros, los justos para que ella mirara los charcos.

Él no tenía llamadas perdidas.

Era una noche solitaria, no había nadie por la calle, ni guardias, ni luna. Eran las cuatro de la madrugada y llovía. La marquesina de vidrio les insinuó que era un buen momento para besarse, que si veía venir a alguien -si querían- ella los avisaría...

domingo, 3 de agosto de 2008

el hombre que se enreda en un beso


Enreda los pensamientos con el chirriar de las ruedas sobre el asfalto mojado. Ni siquiera ve el Mini bermellón que ha estado a punto de atropellarlo.

- ¿Qué pasa,? dice la conductora por la ventanilla ¿Es que no ves que el de peatones está rojo, chalao?


De nada sirve el gesto empapado de "disculpa-no-comprendo-lo-ocurrido". El hombre calado hasta los huesos retrocede a la acera. Ni siquiera tiene claro qué es lo que no "comprende" pero no quiere liarse a dar explicaciones a la del mini -bien mirado no le importa- y le diga lo que le diga, ya ha sentenciado que está loco. Espera impacientemente bajo la lluvia a que, al otro lado de la calzada, la mamá de paraguas colorado con dos niños de chubasqueros encarnados dé el primer paso para cruzar, no vaya a ser que tenga otro susto. Entonces se decide a ir rápido hasta la plaza desierta, mojada, área wifi. Se sienta en el quiosco donde cada domingo toca la banda y abre el portátil en busca del beso extraviado -se dice- convencido de que debe andar por ahí. A veces sucede que se pierden los besos envíados por email y es cierto que los besos que se mandan por correo postal, nunca llegan a su destino. ¿Será eso lo que le pasa a un beso en blog?


Lo busca durante hora y media, va y viene por los comentarios. Revisa el post entero, las entradas de libélulas azules, pelucas amarillas, luciérnagas encendidas, almas viajeras, ritmos tropicales, gloriosos microcuentos, tambores, sartenes, teclados, playas y exposiciones, colores apilados y otras invenciones.


Pero no, no hay nada, no hay beso para él.
Sólo un abrazo para el gato, otro para el pez...

jueves, 31 de julio de 2008

enredos de madres y gatos






- Javier, cómetelo todo. Me da igual si no tienes hambre, porque si tengo que esperar a que tengas hambre para que comas ¡estoy apañada! Además, ¡que no está la cosa para andar tirando comida! Venga, ve acabando.

- Pero es que yo no quiero más y el gato...

- ¿El gato? Al gato no se te ocurra darle nada, ¿eh?: el gato ya tiene su comida y si se la ha acabado, que se vaya a cazar saltamontes, que cuando quiere, bien que se come los peces del acuario de tu padre.

A mis cuatro años yo ya había descubierto que mi madre no entendía nunca nada, así que ¿para qué explicarle que no hablaba de darle de comer al gato? No, era otra cosa así que, con el tenedor, estuve removiendo el contenido del plato hasta que me dijo aburrida:

- Javier, tengo que ir a tender la ropa a la terraza de arriba. No te muevas de la silla hasta que acabes de comer y ni se te ocurra dárselo al gato ¿eh? Ve acabando que cuando baje quiero fregar los platos.

¡Y dale que te pego con que no le dé el estofado al gato! A esas alturas ya la había dejado por imposible, así que asentí con la cabeza y esperé pacientemente a que se fuera escaleras arriba con el barreño en la cadera. Después salí por la puerta de la cocina que daba al patio y le tiré al perro del vecino los restos del estofado por encima de la valla. Luego corrí al salón y con la redecilla que mi padre tenía junto al acuario pillé un pez rojo. Me lo metí en la boca con un movimiento rápido. El animal atrapado no dejaba de removerse, ni de pegar violentos saltitos. Sentí el cosquilleo de sus escamas sobre la lengua provocándome un ligero escalofrío. Le clavé los incisivos -dejó ir un regustillo ácido que me gustó bastante menos que las cosquillas- y lo escupí.

Después fui hasta el gato medio adormilado, le agarré la cola y le pegué un mordisco para quitarme el sabor del pez y descubrí que el gato sabía más dulzón... Ahora ya era todo mío.

Pero no, ahí entró mi madre y ya no pude seguir mordiéndolo: me pilló con las manos en la masa. Y claro, como siempre, no entendió nada... Emitió un grito agudísimo al ver el pez inmóvil en el suelo y al gato pegando botes con la cola medio seccionada: " Ese gato es tonto! Bien hecho hijo, espero que le hayas dado un escarmiento: con ese bocado que le has metido aprenderá y no matar más peces... Lávate la boca, cariño, lávate" me dijo acercándome al grifo "¿Te has comido todo el estofado? ¡Pero si hasta has puesto el plato en el fregadero! Muy bien hijo, así me gusta, ahora puedes ir a ver lo dibujos animados..."

Antes de que llegara mi padre recogió el pez, lo tiró a la basura y se puso a fregar los platos canturreando.

Yo me senté a ver la tele pensando que podía confirmar que mi madre -efectivamente- nunca entendía nada. Y bueno... me quedé con las ganas de saber si la oreja del gato era más sabrosa que su cola.

Hecho que pude constatar dos semanas después cuando, una tarde, mi madre se quedó traspuesta en el sofá y el periquito se escapó de su jaula...

sábado, 26 de julio de 2008

enredo de colores sobre tu mesita de noche

Para una hada Géminis

No personalizo más mi post porque no te conozco. O porque me levanto por la mañana con mis propios libros sobre la mesilla de noche. Hay un algo de egoísmo, un poco de falta de tiempo o de talento...

Puede ser que no esté de lo más inspirado y no den resultado mis malabarismos para alegrarte el día. Puede que por esto me entierres bajo 67 fascículos con tapa verde de Aprenda ud alemán.


No soy más que un personaje secundario de un libro entre otros libros.

Pero hoy soy naranja si al atrapar un haz de luz, se me escapa un destello entre los dedos y te alcanza la mejilla.

O amarillo si me visto con tu camiseta de recoger caracolas al amanecer en la playa y escuchas olas.


Soy un conjuro multicolor en el aire de tus sueños. Aparto tristezas cuando lees esta ocurrencia que hoy escribí (para tí) y te lleno el cielo de globos (¿Te dije que soy multicolor?)

En fín, soy un libro en blanco -tan vulnerable como tú- que intenta que llegues reconfortada al final de este... textoabrazo, Javi

sábado, 19 de julio de 2008

de momentos y pantallas


Me gusta esta rubia...







"...mal momento has elegido para vender; ahora es mal momento para vender. Mal momento para deshacer una pareja, los amigos tienen ya planeadas sus vacaciones y ya no quedan billetes para sumarte a sus viajes, las maletas están hechas y no cabes en ninguna de ellas. Mal momento sí, mal momento para comenzar un blog, se llevaran un libro a la playa, pero no se conectarán para leerte... No dices nada ¿En qué piensas?"


En el mal momento en que pensé que tú sería un buen momento y aproveché el intermedio interminable de Médium para contarte lo de Vienedelejos... Sigo mirando la tele cuando Patricia "Alison Dubois" Arquette se despierta de un sobresalto porque su cámara de video se ha puesto a funcionar sin que nadie la accione. Tú sigues taladrándome el oído: "me llaman desde el fijo" te digo "te llamo en otro momento, ciao".

Y mi portátil parpadea desde la mesa "ven, ven..." Este es un buen momento para escribir...

enredos de ternura y viento

Lo suyo es la ternura: con la punta de los dedos pinza las miguitas de esos besos que le quedan prendidas en los labios, los envuelve en un pañuelo bordado y los deposita sobre la almohada. Allí descansará la cara esta noche mientras mira alegres danzas en el techo.

Lo de él es otra cosa. Es la brusquedad de un golpe de viento que abre o cierra la puerta, lo suyo no es la delicadeza. Mete sus manos bajo la ropa de la mujer y recorre su piel, aprieta, amasa sus pechos y ya su boca entra sin aviso, impaciente, en su escote. Explosivo, vehemente, sucumbe, va y envuelve, entra y besa, besa, besa... Besa a todas horas, besa todo el día.

Besa cuando llega y cuando se despide al atardecer en la puerta.
Ella adora cómo le come la boca cada día. Y cómo le quedan siempre esos restos de besos como miguitas sobre sus labios cuando se marcha...
Javier Mares
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Para Patro por mostrar curiosidad...

Primer acto: la hiedra

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Se va enredando, enredando... Como en el muro la hiedra, diría Violeta.

Y va brotando -seguiría- brotando. Como el musguito en la piedra, como las historias en este blog musgo, blog piedra, blog muro, blog hiedra. Muro tú, hiedra yo, musgo mujer piedra hombre, verde amante blanca...

En esta noche la luna llena se enreda con las nubes. Mi aliento en tu perfume, mi dedo índice en tu sonrisa dibuja contornos labiales...
Las letras verdes llenan espacios blancos.

Tú, muro blanco, yo hiedra: hojas dentadas mordisquean tus hombros balcones de seda.

Comenzó el primer acto.

Te espero...

J.Mares