jueves, 11 de septiembre de 2008

enredos anegados



No oigo nada, el autobús debe estar a punto de pasar. Ahí está de nuevo, cada hora, puntual. Llevo veinticuatro autobuses aquí tirado, el silencio y la oscuridad se han apoderado de este rincón del mundo, he perdido toda esperanza de que me encuentren. Estoy empapado en un lodo mezcla de tierra y agua de lluvia, excrementos y orines. Cuando pensaba que nada podía ir peor, comenzó a llover y el agua me arrastró bajo este tubo de hormigón que me oculta casi por completo. Allá arriba, por esa acera, no pasa nadie, ni pasará, he dejado de gritar, de pedir auxilio, me he resignado, no vendrán a rescatarme. No hay señal alguna de que esté aquí. Aparqué mi coche en una zona iluminada y céntrica y vine caminando, no frecuento nunca este barrio, no sé porqué lo hice, no conozco a nadie de la zona, todo son fábricas abandonadas, viejos almacenes. Perdí mi móvil en la caída... Ha sonado varia veces, supongo que Sonia querrá una explicación por faltar a la cita de anoche. No era la primera vez que la dejaba plantada: no indagará demasiado. Ya ha desistido o el móvil se ha quedado sin batería. No sé dónde está. Estoy hecho un asco pero ¿a quién le importa? Me duele todo, debo tener huesos rotos y me he meado encima... Mi boca está seca, agrio sabor a sangre seca de mis labios ensangrentados y secos pegados a los dientes... Si pudiera recordar porqué he venido a parar aquí, porqué me he desviado, porqué no he ido directo al restaurante. Tal vez recordaría que he quedado aquí con alguien que me pidió ayuda, que no lo encontré al llegar, que se ocultó al ver que me acercaba solo y me empujó al vacío tras atizarme un golpe seco en la nuca dejándome atontado por mucho rato... Alguien que andará muy lejos de esta zanja embarrada de esta calle por donde no pasa nadie. Estoy atrapado en este lugar nauseabundo que me impregna, me revuelve y me provoca arcadas.
Estoy condenado a desaparecer sin dejar rastro, devorado por ratas en esta acequia... Algún día alguien preguntará por mi? Puede que me busquen, que me den por desaparecido y seré una foto en un brick de leche, un cartel en la puerta de un bar, un breve espacio en una web.
Tengo mucha sed, calor, mi cabeza se enmaraña, ideas van y vienen, colores me pintan curvas luminosas en la oscuridad. Pierdo la conciencia por momentos, me desvanezco, abandono: quiero dormir y soñar con un pollock que un día colgué en un blog...